martes, 10 de mayo de 2016

Remolino de emociones.

En cada relación y en cada experiencia se nos ofrece un don inapreciable. Cuanto antes puedas verlo, antes serás capaz de superar el dolor. Asfixia. Mentiste tanto que no dejaste nada real para extrañar. Llanto. El sufrimiento puede ensanchar tu corazón y dejar más sitio para el amor y la alegría. Debes renunciar a quedarte y comenzar a andar. 

Aferrarte, anclarte para no sufrir la pérdida. Decepción. Rabia. Si no me preocupo por perseguir yo mi propia felicidad, no será ella la que me persiga a mí. El ritmo del olvido es proporcional a la importancia de lo olvidado. La realidad es que tienes todo lo que necesitas solo que no eres capaz de verlo. 

Ojalá ahora que no puedes verme sea cuando más guapa me imagines. Cerrar ventanas. Confusión. Abrir puertas. Recuerdos, aun. 

Saber es una cosa y sentir es otra muy distinta, es posible que tus sentimientos tarden un tiempo en ponerse al mismo nivel que tu conocimiento pero, sé paciente, ya llegará su momento. Poner en orden la vida, tu vida. Buscar y encontrarte. Paciencia. Sonrisa. Metas. Indiferencia hacia lo innecesario. Esa magia cómplice de todos los comienzos. Dudas. Miedos. Pero ilusión. A veces hay que dejarse llevar por esa persona que llega y te empuja a hacer cosas que creías imposible. Decir “no pasa nada” cuando en realidad, por nuestro corazón está pasando todo.  Sonrisas cómplices. 


Quien quiere estar, está. Nunca hay que dejar de luchar por aquello que te hace latir más deprisa el corazón. Nunca es demasiado tarde si se tienen las ganas suficientes. Individualidad dentro del "nosotros". Aprender que con la puerta abierta nadie se va. Contigo, sábado todos los días. Se gana nuestro corazón quien sabe buscarnos cuando nosotros aún no hemos conseguido encontrarnos. Solo hay una cosa mejor a que te quieran, y es que te quieran bien. 

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