No debería.
¿Qué es lo que no debes? Yo lo tengo claro. Debo mirarte, debo tocarte, debo
hablarte, debo besarte como he deseado hacerlo en cada uno de nuestros
encuentros. ¿Deber? Yo debo hacer lo que siento. Y tu… Pregúntatelo, ¿Qué es lo
que debes hacer tú? Escúchate, escucha a esa voz de dentro...
Puedes mirar
hacia otro lado, fingir que no está pasando. Hazlo. Esta sensación se quedará
en un simple recuerdo. Si, esta sensación que sabes puede llenarte.
Quédate si
quieres con tu cordura y tu control. Ese control que te hace frenar emociones
que permíteme que lo diga, tal vez hacía tiempo que no sentías. Frena, frena
para que ese miedo que sientes no se vea reflejado en ninguna de tus acciones,
o tal vez…en tus no acciones. Lo siento, lo intentas, pero aunque tú no lo
hagas, irremediablemente, tus ojos sí hablan.
Llegados a
este punto, no sé si estarás con las manos en la cabeza o tal vez te habrás
puesto los zapatos y habrás cogido las llaves para huir. Tranquilo, relájate.
Por momentos nos imaginamos más de lo que es, así que de verdad, date la
oportunidad de conocer y ser conocido. Dejarse conocer a veces te da muchos
momentos de satisfacción, incluso uno mismo descubre aspectos de si mismo que
nunca nos habíamos imaginado.
Y si,
la realidad es que exponer todo esto sin imaginarse las palabras GANAR o PERDER
resulta casi imposible. Podemos perder, si, pero te has planteado ¿Cuánto
puedes, podemos ganar? Es muy difícil encontrar a un valiente con el traje
impoluto.
Leí hace
unas semanas una frase que me hizo reflexionar donde se exponía la idea que
todo el mundo se merece escuchar alguna vez en su vida un: ¿Sabes qué?, me la juego contigo. Sentir que la otra persona no ve más
opción que tú, que todo lo demás queda en un segundo plano, que tú seas su
apuesta. Increíble.
Al leerlo
sonreí porque lo bonito de la vida son las experiencias que nos hacen crecer y
vivir. Y como me dijo un gran amigo una vez; cuando perdemos, no perdemos una
pareja, un sueldo, un partido… lo que verdaderamente perdemos en la vida son
oportunidades.
…
(Abrazados, mirándose a los ojos).
- Hay muchas veces que hubiera hecho
muchas cosas, me habría dejado llevar, pero no debo, sabes que no debemos.
(Ella le besa)
- Lo siento, pero yo sí que hago lo que
debo.
(Y fue un
beso de esos que parecen no tener fin.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario