Tenía un corazón tan roto que sonaban cristales al caminar. Así me encontraste. Qué dolor, qué llantos, qué asfixia. Y como un vendaval, o como ese aire que avisa de una tormenta, abriste las ventanas para llegar a mí. Difícil tarea la tuya. El arte de tu mirada y la mía. Mucha ilusión y a la vez ese miedo. Ese miedo que aparece cuando te han roto tanto que ni tú misma eres capaz de agacharte a recoger tus pedazos. Miles de preguntas en mi cabeza, y solo negatividad en las respuestas. No acababa de creer que ese tipo de amor existiera, ese tan puro y tan sincero. Y que encima me llegara a mí, así, de esa manera tan natural y espontanea. Miles de dudas, sí, lo único que estaba claro es que para avanzar y dejar historias atrás, hay que decir adiós. Y creo profundamente en que aprender a despedirse es un aprendizaje de esos que nos acompañan durante toda nuestra vida. Así que adiós, adiós sin rencor y sin decepción ni rabia. Adiós con cariño pero con indiferencia.
Con ello y contigo, miles de altibajos
emocionales difíciles de encajar, difíciles de asimilar, como esa sensación al
esperar con ansia las vueltas de una montaña rusa. Y la realidad es que en tus
brazos encontraba un poco de paz a tal bullicio en mi cabeza, que en tus
palabras encontraba la tranquilidad que en mi mente faltaba.
No escuchamos, ahora ya nadie escucha. O
eso opinaba justo antes de conocerte. Qué sensación la de hablar y ser
escuchado. Qué sensación tan plena ésta, la de descubrir que en breves
silencios se dicen miles de palabras que tal vez, incluso, son mejor no
pronunciar.
Y decía que en tus brazos encontraba paz,
ni qué hablar de tus abrazos. De esos fuertes, llenos, llenos de ti, de mi, de
nosotros. Me encantan los abrazos bien dados, suelen ser incluso más recordados
que una palabra, un beso o una caricia. Y los tuyos, lo dicho, llenitos de puro
amor.
Y si ya es difícil analizar en nuestro
interior los sentimientos que van surgiendo, explicarlos y hacerlos saber a
otras personas suele ser aún más complicado. Dicen que cuánto más intenso es
ese sentimiento, más dificultad hay para poder definirlo y es justo lo que me
pasa contigo. Estos sentimientos encuentran forma en los detalles de nuestro
día a día, en los gestos, en las caricias, en las miradas, en los silencios
compartidos. Y entre tú y yo, lo sabes, por momentos, sobran las palabras.
Increíble. Emoción transparente.
ResponderEliminarLo único que importa, finalmente, es lo auténtico. Lo qué nadie ve y pocos sienten. Y tú lo has plasmado..
Qué mejor que tu para entender esas palabras...
EliminarQue palabras más intensas!!!, enlazas sentimientos a flor de piel!!!. Muy bonito y sincero!!!.
ResponderEliminarJudit Arias.
Mil gracias Judith! Nos vemos prontito!
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