Tú y tu
particular forma de dormir. Tus ojos, de esos que calan dentro. Tus manos
"pequeñas". Un Ferrero Rocher en un desayuno. Tu mal humor al dormir
más de 30 minutos de siesta. Tenerte al teléfono durante horas y parecerme
segundos. Tu gran memoria de pez. Aquella multa que decía; “A menudo los labios
más urgentes no tienen prisa dos besos después”. Los silencios cómodos. La
primera vez que nuestras miradas se cruzaron. Mi atrevimiento y tu descaro. La
reacción de mi cuerpo al rozarse contigo. Un beso de buenos días. Tus ansias de
huir de lo rutinario. Tus ganas de ser grande en lo que haces. Tu manía de
gastarme los labios en la intimidad y con cierta prudencia en sociedad. Tu
manera de andar. Tus “dulces sueños” mis “que sueñes con cosas bonitas”.
Aquella conversación en aquel restaurante. Beautiful day is… Touch me. Take me
to that other place. Reach me. I know I'm not a hopeless case.
El recuerdo presente de como
vestías el primer día que nos encontramos. Mirarte, que con solo un segundo ya
me lleno de ti. Los distanciamientos que acaban en acercamiento. Tu cara al
despertar. Las no explicaciones entre nosotros. “No dudes de mi duda y mi
quizás”. Leer entre líneas en cada canción dedicada. Tus ganas de volar. Tus
ganas de querer y tu cobardía al intentarlo. Los pensamientos repentinos que me
llevan a ti.
Tú, no importa como vengas, lo
importante es que llegues y que permanezcas. Tú y que estés. Y no pensar más
allá. Tu y mi sensación al verte. No hay secretos. Todo lo que tú sabes y yo
también. Tú y mi pensamiento. Sí, mi pensamiento, porque la realidad es esa. Te
pienso.
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