No intentes convencerme, no me
creo que el amor sea esto. No creo en un amor formado por estos restos, por
estas migajas. Si no estás dispuesto a amar, entonces vete, pero no me hagas
creer que esto es lo que me merezco, que esto es el verdadero significado de
amar.
Me entregué, di lo mejor de mi,
sin miedo al rechazo, sin miedo al fracaso. La verdad es que conseguiste lo que
muchos no pudieron, hacerme sentir de nuevo y ilusionarme hasta el punto que te
quise, te quise de verdad. Fue una lástima que no fuera recíproco, que no
quisieras luchar, fue un amor que tuvo miedo a entregarse de verdad.
Queda el recuerdo de promesas
incumplidas, de medias sonrisas, de falsos "te quiero". Aprendí que
hay amores que no lo pueden todo, que no quiero palabras sino hechos, que
no todas las historias tienen que acabar bien, que cualquier momento puede ser
el último, aprendí que hay sonrisas que simplemente no nos pertenecen.
A pesar de esto, sigo creyendo.
Creo en la ilusión, en las famosas mariposas en el estómago, en los abrazos de
verdad, en la sonrisa en mitad de un beso, en las tardes de sofá, en los
detalles románticos, en las miradas que dicen más que mil palabras... En
definitiva, en el amor.
S.C
No hay comentarios:
Publicar un comentario