¿Y porqué fingir? ¿Porqué
disimular? ¿Por qué no reconocer las cosas? No, las cosas no, los sentimientos.
Vamos a empezar a llamar las cosas por su nombre. Porque aunque intentemos
decir que no, es que si. Y es que si, porque el primer pensamiento del día es
para él, y el último, y mil veces más que le pienso durante el día, porque
siento que quiero verle a cada rato, porque es inevitable fingir y decir que no
sonrío al saber de él, que me hace feliz su sonrisa, que no miento si digo que
leo una y otra vez frases que nos decimos, que soy incapaz de no sonreír
al pensar en los momentos vividos juntos. Dejemos de fingir, dejemos de
disimular. Te importo, me importas. Dejemos de simular que no está pasando, que
no estamos sintiendo, dejemos de decir que no, cuando es que si. Dejemos de ser
cobardes, para empezar a ser valientes.
S.C
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